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Educar las emociones implica tomar consciencia de lo que sentimos, pero también regular las diferentes emociones que experimentamos en pro de una mejora de nosotros/as mismos/as y con nuestro entorno.
El ser conscientes de las emociones que nos generan determinadas situaciones de nuestra vida y el ser capaces de observar nuestras reacciones y respuestas a las mismas, puede ayudarnos a trabajar en aquello que nos permita aumentar la sensación de bienestar propio. Tener claro que sin desarrollo personal, no tendremos un buen desarrollo profesional, es también tener claro que las actitudes y los valores podemos educarlos.